Cuatro demandantes demandaron a Allstate tras llevar a juicio sus reclamaciones por accidente cuando Allstate se negó a pagar una indemnización razonable. En lugar de eso, la aseguradora les ofreció mucho menos de lo que finalmente les concedió el jurado. El abogado de lesiones personales de los demandantes alegó ante el tribunal de Santa Fe que la aseguradora empleaba “tácticas litigiosas depredadoras” para aumentar sus beneficios manteniendo bajos los pagos por siniestros. Dijo que la empresa ofrecería ofertas de pago del tipo “lo tomas o lo dejas”. Cuando los demandantes no aceptaron los pagos, dijo al juez que Allstate les obligaría a tomarse la molestia, el tiempo y los gastos de un juicio para rebatir las ofertas a la baja de Allstate, lo que contrastaba con lo que él llamaba el famoso eslogan de “buenas manos” de la empresa.
A finales del año pasado, el juez le dio la razón y dictaminó que Allstate había infringido la Ley estatal de Prácticas Reclamatorias Injustas. Condenó a Allstate a pagar daños y perjuicios reales, indemnizatorios y punitivos -daños y perjuicios punitivos que, según ella, debían disuadir a Allstate de hacer lo mismo con otros asegurados-.
No es que eso les detenga. A lo largo de los años, en un caso tras otro, los abogados de Denver especializados en accidentes de tráfico del bufete de Dianne Sawaya han visto cómo compañías de seguros como Allstate eran sancionadas y condenadas a pagar grandes cantidades por sus prácticas de mala fe. Pero no cambian su forma de actuar. Al fin y al cabo, pagar unas cuantas indemnizaciones por daños punitivos a cambio de enormes beneficios no es más que el coste de hacer negocios.
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