La aseguradora intenta jugar duro, pero fracasa

Sabrina B. resultó gravemente herida por un conductor que se dio a la fuga y pasó mucho tiempo en una silla de ruedas mientras recibía tratamiento por sus lesiones. Cuando por fin se recuperó, su compañía de seguros médicos le dijo que, en virtud de una ley federal llamada ERISA, les debería hasta 340.000 dólares de cualquier indemnización. Primero acudió a otro gran bufete de lesiones personales, donde le dijeron que tenía que devolver el dinero. Fue entonces cuando Sabrina decidió que había llegado el momento de que Dianne Sawaya la ayudara. Dianne investigó a fondo el asunto y determinó que la aseguradora no tenía derecho a cobrar nada de la indemnización de Sabrina. A la aseguradora no le gustó, pero tuvo que aceptar. Sabrina se quedó con su dinero.

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